Los F-14 iraníes en la guerra de Iraq y las elecciones americanas ayer y hoy.
Los F-14 iraníes en la guerra con Iraq. La crisis de los rehenes de la embajada americana en Teherán y las elecciones presidenciales de 1980.
En 1979, tras la salida del País del proccidental Shah Reza Phalevi, los estudiantes ocupan la embajada americana en Teherán. Inmediatamente el embargo americano dificulta la operatividad de la fuerza aérea iraní dotada con entre otros, 79 potentes y caros cazas de superioridad aérea F-14 Tomcat solo disponibles en la US NAVY. La invasión iraquí en 1980 convierte a estas aeronaves y sus letales misiles Phoenix, en un instrumento esencial para obstaculizar las incursiones aéreas enemigas y apoyar a las fuerzas terrestres durante la guerra de 1980 a 1988.
Con los contactos y conversaciones secretas para su liberación en marcha, la Administración del presidente Carter trataba de culminar el proceso antes de llegar a las elecciones presidenciales engrasando su curso, haciendo llegar a través de Israel repuestos indispensables que necesitaba Irán para mantener su fuerza aérea en la guerra con Iraq.
Los iraníes, conscientes de estas urgencias electorales, no deseaban prestar este servicio a la Administración Carter y en su lugar parece que prefirieron entenderse secretamente con el equipo de campaña de los republicanos.
La liberación de los rehenes se produjo minutos después de la toma de posesión de Reagan en Washington.
Siempre me ha llamado la atención la revolución y posterior instauración en 1979 de la República Islámica gobernada por clérigos de confesión chiita y las razones de su enfrentamiento con Occidente, en particular con Israel y los Estados Unidos de América.
Mi relación más directa con el Irán de este interesantísimo periodo histórico, ocurrió en una reunión bilateral organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores en la que entre otras cuestiones se trataron las relaciones aéreas entre ambos países. El distanciamiento político con Occidente se manifestaba entre otras expresiones, en la indumentaria de los representes iraníes en la que la corbata estaba proscrita y la política relativa al nulo contacto con cualquier mujer de nuestra delegación.
Mayor impacto nacional y controversia mediática y política, tuvo la exportación de material bélico a los contendientes. Como había que buscar alguna cabeza de turco, la Dirección General de Aviación Civil, apareció como posible víctima propiciatoria por la concesión de derechos de tráfico a una compañía aérea civil para el transporte de cierto material fabricado en España El destino final parece que no fue el indicado en la autorización de la DGAC ni en el de la Comisión Interministerial nacional encargada de estos asuntos, y los vasos vacíos para la carga propulsora de proyectiles artilleros que constituían la mercancía, fue desviada a uno de los contendientes.
Mas recientemente, la crisis generada por la retirada americana del acuerdo nuclear de 2015 alcanzado entre Irán y seis potencias mundiales -Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania-, ha venido a alcanzar nuevas cotas de tensión tras el ataque el pasado 3 de enero de un UAV americano MQ-9 Reaper, que segó la vida del poderoso general iraní Qaasem Soleimani, líder de la unidad Al Quds de la Guardia Revolucionaria iraní.
Pero este peligroso enfrentamiento actual no era la tónica de las relaciones USA-IRAN durante los años 60 y 70 del siglo pasado. Las estrechas relaciones con Occidente durante el reinado del emperador Shah Reza Phalevi, convirtieron a IRAN en un firme aliado y guardián de la estabilidad en esa zona crítica y convulsa como es la que rodea al Golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz.
Para conocer con mas profundidad la historia reciente de Irán y la evolución histórica de este país de una importancia estratégica secular, Michael Axworthy jefe de la Sección Irán del Ministerio de Asuntos Exteriores británico entre 1998-2000, nos propone su libro “Revolutionary Iran, a history of the Islamic republic” (Penguin books) , en el que se trata de explicar la visión del Irán moderno sobre el mundo y la extraordinaria duración de su régimen político, así como una exploración en profundidad del país en la actualidad, a menudo bastante incomprendido en el exterior.
Teniendo en cuenta la inminencia de las elecciones americanas en el próximo noviembre y la caliente tensión bilateral desatada por estos acontecimientos, resulta interesante comentar el episodio de la crisis de los rehenes de 1979-81 y ciertas informaciones recientes contenidas en este libro pues aquel desarrollo en el ámbito de la política interna americana, puede tener situaciones próximas en el contexto político actual.
La situación hasta la llegada de Khomeini
El Shah fue el artífice del gran salto de los ingresos petrolíferos de los países de la OPEC, los cuales acordaron en Viena cuadriplicar los precios del petróleo. Irán paso de ingresar 5.000 millones de dólares en 1973/74, a más de 20.000 millones en 1975/76. Una gran cantidad de esta nueva riqueza el Shah la invirtió en la adquisición del más sofisticado equipo militar disponible en Occidente.
Durante los años 70 Irán compró más tanques Chieftain al Reino Unido de los que nunca dispuso el propio ejército británico, además de misiles antiaéreos Rapier/Blindflier, 241 de los entonces supermodernos misiles aire-aire de largo alcance AIM-54 Phoenix, además de 166 cazabombarderos F-5E Freedom Fighter, 190 F-4E Phantom, y 79 unidades de los potentes cazas F-14A Tomcat , todos ellos apoyados por una flotilla de aviones nodriza Boeing 707 y 747, los cuales daban al Irán del Shah una posición de preminencia regional indiscutible.
La República Islámica y la crisis de los rehenes de la embajada USA en Teherán.
La crisis de los rehenes tras la ocupación de la embajada americana en Teherán iniciada el 4 de noviembre de 1979, desencadenó las medidas de aislamiento y embargo que afectaron entre otros, a los repuestos para el material americano en manos de Irán, y en particular para su imponente fuerza aérea.
Haciendo abstracción de la posición política revolucionaria nacional contraria a las estrechas relaciones del régimen del Shah con USA y como consecuencia alguna relevante injerencia anterior de la CIA con el apoyo británico en asuntos internos, resulta aún hoy difícil de explicar las razones concretas que movieron a un grupo de estudiantes bajo la guía espiritual de un ayatolá a ocupar la embajada americana, la cual apuntaba más bien a una acción de cabezas calenturientas destinada a tener un rápido desenlace.
No obstante, en algún momento todo cambio. Parece que alguna documentación confidencial encontrada por los estudiantes en la embajada sugeriría una intervención americana como la que acabó con el régimen del primer ministro nacionalista Mohammad Mossadeq en 1953, y la ocupación pasó de ser una protesta radical estudiantil de alcance temporal, a algo mucho más serio como fue la retención ilegal de personal diplomático de la embajada.
La Guerra Impuesta.
El 22 de septiembre de 1980, Saddam Hussein preocupado por el carácter expansionista de la Revolución iraní y las simpatías que la misma pudiera despertar entre la gran población chiita iraquí concentrada alrededor de Basora, consideró que Irán estaba en una situación de gran debilidad y podía alcanzar una fácil y rápida victoria militar. Con ella pretendía conseguir sus grandes objetivos estratégicos; resolver a su favor la delimitación fronteriza en el estuario del Shatt Al-Arab, zona clave para la salida del petróleo y eliminar la amenaza del gobierno religioso de la revolución iraní, eliminando de paso su apoyo a los kurdos del norte de Iraq.
Al estallido del conflicto y para desagradable sorpresa de Saddam Hussein, la República Islámica disponía de una todavía muy potente fuerza aérea que tenía además un conocimiento experto de cómo usarla con mejores efectos. Efectivamente la Fuerza Área de la República Islámica, la IRIAF, disponía todavía en aquel momento y a pesar del embargo americano y las purgas del personal de su fuerza aérea, de alrededor de 160 F-4 y F-5 y 60 F-14 Tomcats y su excelente equipo electrónico y armamento.
El resultado fue una sangrienta y costosa guerra de 8 años cuyos efectos tuvieron una decisiva repercusión en crisis posteriores como la Guerra del Golfo y más tarde la ocupación de Iraq por las fuerzas aliadas para expulsar a Saddam Hussein de Iraq.
La política interna USA entra en escena en la crisis de los rehenes.
A primeros de septiembre de 1980 ayudantes de Khomeini se pusieron en contacto con la administración Carter utilizando la intermediación del Gobierno de la Alemania Occidental, reuniéndose las dos partes en Bonn entre los días 16 y 18 de septiembre de aquel año. Warren Christofer, Vicesecretario de Estado presidia la delegación americana.
Las condiciones exigidas por Irán para la liberación de los 53 rehenes se habían aliviado como consecuencia de la muerte natural del Shah cuya extradición exigía la República Islámica. Quedaban por resolver los espinosos asuntos derivados de la congelación de las cuentas iraníes en los bancos americanos por valor de más de 12.000 millones de dólares, así como la entrega pendiente de repuestos por valor de más de 50 millones de dólares pagados por el Shah para atender las necesidades de su fuerza aérea. Sobre esta importante cuestión, la delegación americana se comprometió a resolverla de forma discreta en el contexto de la solución del “paquete”.
Pero los problemas financieros relacionados con las cuentas congeladas exigían un debate mucho más en profundidad que excedían ampliamente la reunión de dos días programada para este primer contacto.
El desarrollo posterior de estas conversaciones se fue complicando por las discrepancias iraníes entre moderados y radicales sobre una negociación con el “Gran Satán” como se calificaba a USA. Tampoco ayudó a mejorar el clima de entendimiento mutuo, la fracasada operación de rescate aprobada por Carter el 11 de abril de 1980, luego abortada en pleno desarrollo cuando una tormenta de arena en medio del desierto iraní provocó un accidente aéreo saldado con la muerte de 8 militares americanos y la destrucción de varios helicópteros y un C-130.
Carter siempre pensó que la invasión iraquí retrasó la resolución de la crisis de los rehenes si bien posteriormente se confirmó que la República Islámica esperó deliberadamente a que Carter dejase la presidencia para descargarle el golpe final.
Adicionalmente a estos hechos, han surgido nuevas especulaciones e investigaciones relativas que sugieren la intervención de personal responsable de la campaña presidencial de Ronald Reagan en negociaciones secretas con los iraníes con el fin de retrasar la liberación de los rehenes hasta que Reagan tras ganar las elecciones, hubiese tomado posesión de su cargo. Para este personal de campaña el elemento clave de estos contactos con los iraníes era conseguir el “retraso” de la devolución de los rehenes ya que la liberación durante el mandato de Carter, habría dado a su campaña para la reelección una ventaja decisiva sobre Reagan.
Para los iraníes el objetivo habría sido asegurarse los repuestos vitales y nuevos suministros bélicos para la guerra con Iraq. El hecho fue que los iraníes recibieron una significativa cantidad de esos suministros esenciales vía Israel en una forma muy similar a la que se siguió a instancias de la Administración Reagan para enviar material de guerra a Irán vía Israel en el episodio Irán-Contra para hacer llegar armas a las guerrillas “contra” nicaragüenses unos años mas tarde. Es incluso posible que después de la toma de posesión de Reagan, Irán recibiese estas armas y repuestos directamente si bien de forma encubierta, a partir de los arsenales americanos en Europa.
El otro actor Israel, consiguió el apoyo de Irán para su ataque sobre la central nuclear que Iraq construía en OSIRAK, que anteriormente la fuerza aérea iraní intentó destruir. Israel envió a Irán armamentos por valor de mas de 500 millones de dólares entre 1980 y 1983 además de ayudar técnicamente a Irán para desarrollar la fabricación en el país de repuestos para sus aviones como los neumáticos y elementos de los frenos del tren de aterrizaje de los F-14 y otros componentes más sofisticados.
Finalmente, los rehenes fueron liberados el 20 de enero de 1981, tan solo unos minutos después de la ceremonia de toma de posesión en Washington del presidente Reagan.
Madrid a 29 de julio de 2020
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.