París-Madrid una carrera con mucha historia y algún que otro inconveniente
La primera carrera de aviación de la historia, para llegar hasta ella debemos remontarnos hasta mayo de 1911, apenas ha llovido desde entonces en todo lo relacionado con la aeronáutica.
La carrera estaba organizada en tres etapas partiendo desde el aeródromo francés de Issy-les-Moulineaux y terminar en Getafe (Madrid), pero como iremos viendo esas tres etapas estuvieron llenas de imprevistos y alguna que otra parada técnica.
A la cita se inscribieron alrededor de 30 pilotos aunque los que se atrevieron a iniciar la carrera únicamente fueron ocho: Gilbert Le Lasseur, Luis Gibert, Roland Garros (si, el del tenis) y André Beaumont (con monoplanos Bleriot XI), Jules Védrines, André Frey y Garnier (con monoplanos Morane-Borel), y Louis Émile Train (con un monoplano Train).
La primera etapa de la carrera daba comienzo en el aeródromo Issy-les-Moulineaux y tras 400 kilómetros aterrizar en Angulema (Francia), la segunda etapa concluiría en San Sebastián (Donostia, España) para terminar sobrevolando la Sierra de Guadarrama y aterrizar en Getafe (Madrid, España).
La salida estaba prevista para las 5:00 horas del 21 de mayo de 1911, pero se inició con unos cuantos minutos de retraso.
A las 6:30 con la salida de Louis Émile Train llegaron las primeras catástrofes, tras perder el vuelo de su avión y estrellarse contra el público, su maniobra se saldó con el Primer Ministro francés, Ernest Monis, inconsciente y con una pierna rota, el hijo de este y el patrocinador del evento Henri Deutsch de la Meurthe resultaron herido, pero si no era poco, el Ministro francés de Guerra, Henri Maurice Bertaux, perdió un brazo y sufrió una herida en la cabeza que le terminó provocando la muerte.
Tras los incidentes del primer día se suspendió la etapa, aunque continuaría el siguiente día. Solamente tres pilotos consiguieron llegar hasta Angulema (Luis Gilbert, Roland Garros y Jules Védrines) y ambos tres consiguieron terminar también la segunda etapa.
Pasados dos días desde el inicio de la carrera, la jornada siguiente, el 24, se decidió que fuera de descanso ya que los pilotos que habían aguantado, habían tenido que ser atendidos por síntomas de hipotermia.
La última etapa no iba a ser menos, todos tuvieron problemas, Garros tuvo un accidentes cerca de Andoain (Guipúzcoa) que le obligó a abandonar la carrera, ya solamente quedaban dos pilotos, pero Gilbert también tuvo que abandonar por problemas mecánicos, ya únicamente quedaba en pie Jules Védrines, pero como avisamos al principio, también tuvo que aterrizar por problemas técnicos en Quintanapalla (Burgos) ya que era el único participante que quedaba, pidió a la organización un aplazamiento (otro más) para poder continuar la etapa y así llegar a Getafe al día siguiente.
Así fue, el 26 de mayo Védrines tocó suelo madrileño, alzándose con la victoria y su premio de 100.000 francos en la meta también le esperaba el Rey Alfonso XIII otorgándole además la Cruz de la Orden de Alfonso XII.
Pero ¿qué pasó con el resto de los pilotos?
Eugene Gilbert, cuando se encontraba sobrevolando los Pirineos se dice que fue atacado por un águila a la que tuvo que alejar utilizando nada más y nada menos que un revólver.
André Beaumont había aterrizado en Loches, para realizar el mantenimiento del motor, chocando allí durante el despegue.
André Frey, no llegó más allá de Etampes (Francia) antes de averiar su aeroplano.
El resto tuvieron que abandonar después del incidente del primer día
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