Historias: «Volar» por menos de 1$ es posible
Hoy, desde la Sociedad Aeronáutica Española, queremos traeros una historia que refleja perfectamente el increíble impacto que puede llegar a tener el Transporte Aéreo sobre la sociedad, especialmente en aquellos países en vías de desarrollo. Para ello, viajamos hasta la India, donde Bahadur, un ingeniero aeronáutico jubilado, decidió hacer posible que la gente más pobre de su entorno pudiese cumplir un sueño: vivir la experiencia de viajar en avión. Sin embargo, lo más curioso de este viaje es que el avión nunca llegará a despegar…
Lo que a muchos de nosotros puede parecernos algo cotidiano, para mucha gente en el mundo todavía no lo es. El Airbus A300 en el que se desarrolla esta entrañable historia se encuentra estacionada en una zona residencial al sureste de Delhi. Bahadur Chand Gupta lo compró en 2003 con el objetivo de que los más pobres de la India pudiesen vivir una experiencia que, por desgracia, sus condiciones de vida no se lo permite. Para muchos, el mero hecho de ver un avión, subirse a él e imaginar cómo sería volar, es suficiente. «Vengo de un pequeño pueblo de Haryana, de una familia humilde», cuenta nuestro protagonista. «Todos en la aldea querían que les enseñase aviones, pero no podía porque era una zona restringida, así que pensé que debía hacer algo». De modo que decidió comprar esta aeronave con capacidad para 300 pasajeros. Le costó 108.000 euros, «un precio muy barato».
No sin alguna que otra dificultad, Bahadur consiguió trasladar el gigante de más de 52 metros y 80 toneladas hasta la parcela de su casa, bajo un edificio de tres plantas que se levantó más tarde. Fue gracias a la ayuda de Indian Airlines, quien logró desmontar en mil piezas el aparato y transportarlo hasta el lugar, donde Bahadur lo volvería a armar de nuevo. Al principio, los visitantes eran vecinos de Haryana, pero pronto se unirían habitantes de otos estados. Con un público, generalmente, con pocos recursos, muchos de ellos se sorprenden al pensar cómo es posible que semejante estructura pueda sostenerse en el aire. Se suele situar a India entre las economías emergentes, pero su población sigue siendo sobre todo rural, agrícola. De hecho, acudir a la capital para ver a un familiar o para ir al hospital es, para muchos, el viaje más largo de su vida. Para ellos volar es todavía un sueño inalcanzable en este país de 1.250 millones de personas, donde el tren es el transporte rey.
Sin embargo, el sueño de atravesar el cielo está cada vez más cerca, especialmente para una clase media en ascenso. El mercado indio de vuelos domésticos es el que más rápido crece del mundo, según IATA, que en 2015 registró un aumento del 20% gracias a la caída de los precios. Aun así, el mercado indio es minúsculo si se compara con toda su población: con 80 millones de pasajeros anuales es cinco veces más pequeño que el de China y nueve veces menor que el estadounidense.
Los visitantes reciben lecciones de seguridad y realizan una evacuación de emergencia saltando por la rampa hinchable. El centro es también una escuela para ingenieros de vuelo, pilotos y azafatas y ha servido como set de rodaje para películas y anuncios. Hay, incluso, quien ha cumplido su deseo de casarse dentro de un avión. Viendo el éxito de su atracción, hace cinco años Gupta compró un avión más pequeño, un CRJ 200 que aparcó en el mismo patio. Ahora es un simulador de turbulencias que se mueve de un lado a otro como si cruzase la peor de las tormentas mientras medio centenar de pasajeros grita más por excitación que por miedo.
Desde la Sociedad Aeronáutica Española queremos dejar constancia, a través de esta historia, del enorme interés que suscita el mundo aeronáutico en todo el mundo. Yendo más allá de un simple modo de transporte, la pasión aeronáutica es una realidad hoy en día.
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