Legados aeronáuticos: Un piloto en el Museo
Por Luis Utrilla Navarro.
El jueves 20 de mayo se celebró en el Museo de Aeropuertos, Navegación y Transporte Aéreo del Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, un sencillo homenaje a Ignacio Maceín Sinova, titular de la licencia Nº 1 de Piloto Comercial de Helicópteros en España.
El acto estuvo presidido por el Director del Aeropuerto, Pedro Bendala, y al mismo asistieron la hija de Maceín, Conchita, sus entrañables compañeros Luis Miñano, Javier Collado y José Miguel Vallinas, así como un grupo de amigos del Museo.
Tras recorrer las dependencias del Museo, se procedió a la inauguración de una vitrina y una pequeña exposición con objetos personales y profesionales de Maceín.
Ignacio Maceín nació en Madrid en 1923 y desde la adolescencia estuvo atraído por la aviación, incorporándose a los primeros cursos de vuelo sin motor en las instalaciones del Cerro del Telégrafo y Monflorite, donde obtuvo su primera licencia de vuelo.
Con posterioridad, ya en 1943, ingresó en la Escuela Militar de Pilotos de San Javier, donde obtuvo su título de Piloto Elemental, que complementó con su formación en la Escuela de Jerez de la Frontera como Piloto de Complemento.
Habilitado para el transporte de pasajeros, en 1946 se trasladó a Venezuela donde trabajó en la División de Geodesia del Ministerio de Obras Públicas, en la triangulación de primer orden para la elaboración del mapa de Venezuela. En 1951 obtuvo en el país sudamericano la licencia de Piloto Aviador de Turismo.
Dos años más tarde, en 1953 obtuvo el título de Piloto de Helicóptero en Fort Worth, Texas, para hacerse cargo de los helicópteros que la Cartografía Nacional adquirió para la triangulación de la región de Maracaibo. Una nueva formación, ahora en Gran Bretaña, le permitió obtener la licencia de los helicópteros S-51 y S-55.
En 1956 regresó a España para incorporarse a la empresa Aerotécnica, como piloto de pruebas de los helicópteros AC-12, colaborando con el INTA para la homologación de nuevos aparatos de alas rotatorias.
La creación en agosto de 1960 de la Escuela de Helicópteros del Ejército contó con su colaboración, y prácticamente al unísono colaboró en la creación de la Patrulla Experimental de Helicópteros de la Dirección General de Tráfico.
De regreso a las aeronaves de alas fijas, se incorporó a la compañía TASSA, Transportes Aéreos del Sáhara, S.A., como apoyo a la actividad minera del Sáhara Occidental y posteriormente dentro del naciente mercado de vuelos chárter, operando los DC-3, DC-6 y DC-7 primero desde Canarias y posteriormente desde Baleares.
Tras un pequeño paréntesis en la compañía Transeuropa, regresó al mundo de las alas giratorias en 1968 de la mano de Helicsa una de las empresas emblemáticas de los servicios con helicópteros en España.
Desde la base de Canarias Maceín puso en marcha para Helicsa el servicio de avituallamiento de los buques en alta mar, que tras el cierre del canal de Suez transitaban por aguas canarias. La estancia de Maceín en Canarias se vio salpicada de distintas operaciones de rescate de náufragos en alta mar, que le valieron diferentes reconocimientos y condecoraciones nacionales e internacionales.
De regreso a la península Maceín ejerció de profesor de pilotos colaborando como examinador para la recién creada Sociedad Estatal para las Enseñanzas Aeronáuticas, SENASA, allá por 1992.
Maestro durante décadas de un gran número de los pilotos de helicópteros españoles, Maceín fue un ejemplo para la aviación de alas giratorias en todas sus vertientes: trabajos sanitarios, geográficos, de control de tráfico y emergencias, de apoyo y suministro, en labores contraincendios, y un largo etcétera.
Y siempre, con una pasión y un entusiasmo que le hicieron ganador del reconocimiento y el agradecimiento de toda la gran familia aeronáutica española.