Barajas en la memoria. Nº3: “Las primeras construcciones”
Una vez disponibles los terrenos, las primeras actuaciones de las autoridades aeronáuticas se dirigieron al arreglo, explanación y habilitación de la zona de aterrizaje, con cargo a la Junta del Aeropuerto y cuyo presupuesto ascendió a 40.000 pesetas; y la instalación de un aerofaro de recalada, primera ayuda a la navegación con la que contaría Barajas.
En el mes de abril de 1931 se autorizó a las compañías aéreas CLASSA, CETFA, CASA y CEA, a realizar instalaciones en los terrenos del Aeropuerto de Barajas al precio de arriendo de 20 céntimos el metro cuadrado.
Pocos días después, el 22 de abril de 1931, en una de las primeras decisiones del Gobierno Provisional de la II República Española encabezado por Niceto Alcalá Zamora, y a propuesta de la Junta Central de Aeropuertos, la Gaceta de Madrid publicó una orden por la cual se abría al tráfico aéreo público el Aeropuerto Nacional de Madrid, estipulando esa misma orden que el Aeródromo de Getafe seguiría prestando servicios a las líneas aéreas hasta tanto no se terminasen las obras del nuevo aeropuerto.
Un mes después se destinó el primer personal al aeropuerto madrileño, del que fue nombrado jefe provisional Jacobo de Armijo y Fernández de Alarcón.
El Aeropuerto de Barajas disponía en esas fechas de unas dimensiones máximas de la zona de aterrizaje de 1.400 x 1.200 metros, constituida por un piso firme cubierto de hierba. Un círculo en el centro del campo con el letrero “Madrid” era la referencia visual del aeropuerto.
En 1932 comenzaron las obras de la plataforma de estacionamiento del Hangar Sur y las de iluminación y balizaje nocturno, al tiempo que se autorizó la construcción de un pabellón para las líneas aéreas y diversas edificaciones para el Ministerio de la Gobernación.
En junio de aquel mismo año se convocó el concurso de las obras de la Calle de Acceso al Hangar Sur y Red de Distribución de aguas en la zona del Hangar, del que eran autores Luis Gutiérrez Soto y José Gotilla, y un mes más tarde, se autorizó la apertura en Barajas de la Escuela de Aviación del Aero Club de España.
Ya en el otoño de aquel año de 1932 se aprobó el proyecto de la Clínica de Urgencia y en el mes de octubre se autorizó la concesión de terrenos a la Comisión Gestora de Incautación de CLASSA para construir un pabellón al suroeste del Hangar Sur colindante con la carretera de Barajas a la general de Aragón.
En 1933 se procedió al vallado del aeropuerto y se terminaron varias obras, entre ellas el ya mencionado Hangar Sur de 90 x 30 metros, que contenía naves para talleres y almacenes, y provisionalmente se instalaron en él las oficinas del aeropuerto y la sala de espera de viajeros. Delante del hangar se terminó también una zona de cemento de 90 x 50 metros para estacionamiento de los aviones.
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