Un A340 aterriza en la Antártida por primera vez

De la mano de la empresa Hi Fly empresa de aviación «boutique», se ha llevado a cabo el primer aterrizaje en la Antártida. La empresa empezó su vuelo en el Hi Fly 801 el pasado martes 2 desde Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

El avión fue encargado por Wolf’s Fang, un campamento de aventuras de lujo en el continente más meridional del mundo, y llevó los suministros necesarios al complejo.

La tripulación del Hi Fly 801 (y su viaje de vuelta a Ciudad del Cabo, el Hi Fly 802) estaba dirigida por el capitán Carlos Mirpuri, que también es vicepresidente de Hi Fly. Cada vuelo duró entre cinco y cinco horas y media, y el equipo pasó menos de tres horas en tierra en la Antártida, recorriendo 2.500 millas náuticas.

En palabras del capitán: «Cuanto más frío esté, mejor», refiriéndose a la temperatura del suelo de la pista, pues así el aterrizaje es mejor. Añadió también que: «Las ranuras se tallan a lo largo de la pista con un equipo especial, y después de limpiarlas y tallarlas conseguimos un coeficiente de frenado adecuado; como la pista tiene 3.000 metros de longitud, aterrizar y detener un A340 tan pesado en ese aeródromo no sería un problema».

La pista de hielo azul de Wolf’s Fang está designada como aeropuerto de nivel C, a pesar de no ser técnicamente un aeropuerto. Eso significa que solo pueden volar allí tripulaciones altamente especializadas debido a las condiciones tan difíciles.

Aunque el hielo azul es precioso, también puede ser preocupante para los pilotos por su resplandor, pues el reflejo del sol en la superficie es peligroso y se necesitan unas gafas especificas para ajustas los ojos entre el exterior y los instrumentos de la aeronave.

Hasta el día de hoy no existe ningún aeropuerto en el llamado “Continente Blanco”, pero sí hay 50 pistas de aterrizaje.

Gracias a vuelos cortos de exploración, los científicos y cartógrafos han obtenido información vital sobre la topografía de la Antártida y han permitido que este vuelo con un A340 se lleve a cabo con éxito. El primer vuelo registrado a la Antártida, que fue un monoplano Lockheed Vega 1 en 1928 pilotado por George Hubert Wilkins, piloto militar y explorador australiano que despegó de la isla Decepción, en las islas Shetland del Sur y cuyo proyecto fue financiado por William Randolph Hearst, el rico magnate editorial estadounidense.