Programas SAFs como inicio del movimiento ecológico de la aviación

El uso de combustibles de aviación sostenibles, SAF en sus siglas en inglés, comienza a ser una cuestión de peso para los gobiernos.

Hasta el momento, el gran problema que rodea el uso de SAF era causado por la mínima disponibilidad que existe de ellos y los altos costes que por esta razón suponen. Por esta razón, la labor de las nuevas políticas de sostenibilidad está siendo la de aumentar la disponibilidad y asequibilidad para que las compañías aéreas puedan emplear este tipo de combustibles en su operativa.

La crisis sanitaria que nos rodea y el confinamiento donde el tráfico aéreo se suspendió casi por completo, ha hecho que se ponga de relieve la necesidad de medidas más estrictas en las emisiones de carbono puesto que, se considera que hasta ahora, los objetivos de reducción de emisiones en la industria son suficientes. Sin embargo, no se tiene en cuenta todo aquello que las aerolíneas y el sector ha conseguido para lograr ser más sostenibles y para lo que sus programas no han podido adquirir un mayor desarrollo debido simplemente a que no existe un remedio tecnológico a corto o medio plazo que no sea por medio del uso a grandes niveles de combustibles de aviación sostenibles. Además, para que esto pueda ser una realidad, tanto la industria aeronáutica como la de proveedores , necesitan no sólo la investigación y participación sino que también recaen sobre ellas grandes inversiones.

Aún con estas dificultades, se están logrando dar grandes pasos en el camino a una aviación ecológica como comienza a darse en Estados Unidos.

Para ello, el ejemplo o iniciativa de EEUU se basa en la implementación de planes fiscales que suponen la supresión de ayudas económicas a las industrias productoras de combustibles fósiles para, en su contra, aumentar los incentivos a la industria de energías limpias, ofreciendo créditos fiscales a la compra de mezcladores de SAFs que supondrían la descarbonización de un porcentaje importante del transporte, donde se incluye en gran medida a la aviación. Además, se pretenden añadir planes de inversiones económicas por valor de 915 millones de dólares para la investigación de tecnologías que consigan crear aeronaves ultraeficientes, aunque, los SAF sean hasta ahora la única solución a corto plazo.

Todas estas medidas, unidas a la promoción de la organización CoSAFA (Council on Sustainable Aviation Fuels Accountability) que promueve el uso de SAFs, por medio de la unión de varias organizaciones ,entre las que se encuentran A4A e IATA, suponen una gran iniciativa para el resto de países y dar solución a un esperado fin común que es la desaceleración y la descarbonización de la aviación.