Barajas en la memoria. Nº14: Década de transformación

El comienzo de la década de los noventa se inició con la realización de una serie de actuaciones que introdujeron mejoras en diversas áreas del aeropuerto, tanto de los edificios terminales y plataformas de estacionamiento cómo en el área de maniobras.

Fachada reformada de la Terminal T3

En el campo de vuelos la principal actuación fue el cambio de umbrales de la pista de vuelo 15-33, que contaba con una longitud de 4.100 metros y se utilizaba fundamentalmente para aterrizajes.

Se procedió al desplazamiento del umbral 33 en 1.050 metros, de forma que el tiempo de ocupación de la pista de los aviones en el aterrizaje hasta atravesar el cruce con la pista 18-36 se redujera a la mitad, con el consiguiente aumento de la capacidad del sistema. La distancia declarada de aterrizajes quedó situada en 3.050 metros, suficiente para la operación de las aeronaves incluso en las condiciones más desfavorables. No obstante, se mantuvo el umbral de despegue de la pista 33 en la posición primitiva, al objeto de aprovechar al máximo la longitud de pista en las salidas de los aviones cuando fuera necesario.

Guiado de aeronaves

En el ámbito de la facilitación, la eliminación de los prembarques en el Aeropuerto de Madrid/Barajas, como ya había sucedido en otros aeropuertos españoles, fue un asunto harto polémico con las compañías aéreas y especialmente con la compañía de asistencia en tierra.

Las compañías preferían tener a sus pasajeros controlados en un área definida en donde nada más acceder a ella se les retiraba el cupón de vuelo, con el fin de realizar su recuento y conocer lo antes posible como se encontraba el pasaje a la hora de realizar el embarque. Esta situación obligaba al aeropuerto, por un lado, a disponer de zonas exclusivas de embarque equipadas de servicios específicos para cada una de ellas, prácticamente vuelo por vuelo, con el consiguiente desaprovechamiento de espacio. Y por otro, dejar al pasajero “inmovilizado” antes del embarque, sin posibilidad de realizar alguna gestión o compra de última hora.

Ya en 1994 y al objeto de adaptar los flujos de pasajeros a los compromisos de los Acuerdos de Schengen se construyó un pasillo de tránsitos en la Terminal Internacional. Este pasillo tenía 450 metros de longitud por 10 de ancho y recorría prácticamente toda la Terminal uniendo los seis muelles de embarque con dos pasarelas cada uno, lo que facilitaba considerablemente los tránsitos entre los diferentes vuelos.

La década de los noventa concluyó con la inauguración de la conexión del aeropuerto con la red de metro de Madrid, que se puso en servicio en junio de 1999. La estación, situada junto a la Terminal T2, supuso un paso de gigante en la intermodalidad del aeropuerto.

Estación de metro en la Terminal T2
Deshielo de aeronaves

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